
El título de hoy ha sido comparado con Dark Souls, tanto por su dificultad como por su planteamiento. Eres una bestia y estás enmedio de ninguna parte. Debes tomar un camino, pero no sabes cuál. No tienes ayuda, no hay consejos, solo una gran suma de enemigos y peligros en el camino. ¿Qué ruta vas a tomar?
Originalmente, «Shadow of the Beast» fue publicado para Amiga -no hablo de la vecina, sino del ordenador-. Tuvo varios ports. Entre ellos, está este del que vamos a hablar hoy, de Sega Master System. Tekmagic lo publicó más tarde que el resto, en 1992, pero con un muy buen resultado, ya que renunciando en parte a la música y evitando fallos cometidos en otras versiones, tenemos una entrega fluida y muy fiel al original.
A parte de los cambios mencionados aquí arriba, tenemos otros más. Aparecen menos enemigos y más pociones. A pesar de tener un inventario limitado a 7 espacios, es más fácil que el original. Aun así, hará falta mucho ensayo y error para ser capacers de terminar este juego en menos de una hora.
En un país lejano de misterio y magia, un niño hombre, llamado Aarbron, es secuestrado por los magos de Maletoth, El Señor de las Bestias. El niño es trasladado a un lugar hostil donde las artes de la oscuridad penetran en su alma durante varios años, transformándole en un esclavo bestial. Se le obliga a obedecer a todas las órdenes de Maletoth, realizando trabajos físicos que harían estallar el corazón de un hombre normal. Su mente pertenece a los magos maléficos, pero su cuerpo se fortalece cada vez más con cada trabajo. Un fatídico día esta bestia inocente, que ha perdido toda su voluntad de vivir, presencia la brutal ejecución de su padre a manos de los minions de Maletoth. Al ver caer la hoja del sacrificio sobre el cuerpo de su padre, una imagen nítida de su pasado corta la confusión que hay en su mente, y en ese instante, recuerda el verdadero horror de su vida. Con la tremenda fortaleza que las artes de la oscuridad han dado a su bestial cuerpo, rompe las cadenas que le mantienen prisionero y jura vengarse.
Cuando decimos que este juego os deja solos sin saber qué hacer, es en todos los sentidos, pues los objetos no vienen especificados para qué son cada uno y, además, podemos quedar atrapados en una zona sin opción a salir si no vamos con cuidado a la hora de elegir dónde ponemos nuestros pies y qué objetos útiles tenemos a mano en nuestro inventario en ese momento. Cuando elegimos usar un objeto, aunque no sea el correcto, este desaparece de nuestro inventario. Esto incluye las llaves. No hay excepción. Lo único que sabemos seguro es que tenemos 3 vidas con opción a 9 golpes cada una antes de morir y tener que volver a empezar desde el principio una vez más cuando las perdemos.
Si miramos en la caja del juego, nos pone que está dividido en 8 partes/fases/regiones. Están todas unidas en un mismo mapa, realmente. Se podría decir por esto en concreto que tenemos en nuestras manos un sandbox en 2D de la época. Por supuesto, este título también cuenta con sus diferentes jefes.
Seguro que en este tipo de juegos muchos están ya acostumbrados a echar mano de manual e ir haciendo exactamente paso por paso la vía más fácil para llegar hasta el final. Yo pienso que para eso ya tenemos los gameplays en plataformas como Youtube. La magia de los videojuegos y, en especial, de esta clase está en explorar por uno mismo e ir corrigiendo fallos que cometamos poco a poco y sin ayudas. Sino pierde la gracia y la sensación que tendremos al terminarlo no será la misma. Por eso os recomiendo, si tenéis paciencia, que intentéis terminar «Shadow of the Beast» sin guías. Si no os apetece, aquí tenéis un longplay del mismo. Y no me digáis que la música no es genial.
https://www.youtube.com/watch?v=2KmyfWn2SO8?rel=0
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