«Ahora empieza la fiesta…», es la frase que hemos visto una y otra vez en la publicidad de esta esperadísima tercera entrega del famoso juego de zombies de Capcom. Y, realmente, es una fiesta.
Diversión pura es la mejor manera de describir este juego. En él nos esperan horas de acción, locura y disfrute. Vamos… id entrando, todos estáis invitados a la fiesta.
Los principales atractivos de esta entrega de nueva generación son dos: ciudad abierta y un número espectacular de zombies en pantalla. Si bien la ciudad no tiene un tamaño demasiado impresionante, especialmente teniendo tan reciente GTA V, sí que es más interactiva en sus construcciones que la del juego de Rockstar. Podemos entrar en prácticamente todos los edificios, que estarán bien detallados y diferenciados, y utilizar casi todos los objetos desperdigados por los mismos para machacar zombies, psicópatas, o construir armas. La cantidad de objetos diferentes es apabullante.
Siguiendo con eso, mientras que en las entregas anteriores de la saga podíamos crear un par de docenas de armas absurdas para acabar con los zombies, en esta se amplía hasta más de un centenar, sin contar los brutales vehículos que podemos utilizar para desplazarnos entre las hordas de zombies. Un arma que dispara vibradores, el famoso oso de peluche con ametralladoras, un helicóptero de radiocontrol con machetes en lugar de hélices, una maza con granadas que explotan al golpear, un lanzador de hachas, un gato robótico explosivo, un hacha con videoconsola pegada que narra nuestras rachas de muertes a lo Unreal Tournament, o una espada láser son algunas de las creaciones que servirán para acabar con los millares de muertos vivientes que nos acechan.
Hablemos de los zombies: hay muchos tipos diferentes, y en muchísima cantidad. Desde los más normales, a unos más rápidos, más duros, explosivos, venenosos, armados… y nos costará encontrar dos iguales. Este es el mayor logro del juego. Literalmente, a veces, estaremos rodeados por miles de zombies. Esto sienta un precedente bestial para los juegos del género, y desde este momento, el listón por el que medirlos estará muy alto. Un trabajo magistral en este apartado.
El otro ingrediente principal del juego son los psicópatas. Si bien el número se ha reducido respecto a las entregas anteriores (tenemos sólo siete, más algunos relacionados con la historia), están mejor definidos y trabajados, y algunas de las peleas contra ellos son originales y diferentes. Los siete psicópatas principales están basados en los siete pecados capitales, y seguro os van a sorprender.
¿Qué hay de la historia? Si bien nunca ha sido el punto más importante, Dead Rising 3 tiene unas cuantas sorpresas y arroja algo de luz sobre los misterios que quedan tras los juegos anteriores. Conocemos nuevos datos, nuevas revelaciones, y nuevos personajes. El protagonista, Nick Ramos, quizá no es el más carismático de los 3 que hemos tenido, pero sí el más expresivo, el más real. La tecnología actual nos permite ver mejor sus expresiones, su miedo, su furia, su compasión. Es el personaje más humano de la saga, y eso se agradece. Pese a ese tono más humano, el delirante humor de la saga sigue presente, así que no nos preocupemos por eso. Nos reiremos, eso seguro.
Cada partida tiene algo más del doble de duración que los juegos anteriores (los 3 días de rigor aquí aumentan hasta 7), haciendo un total de más de 20 horas, más si queremos completar todas las misiones secundarias, desafíos y coleccionables. Además, contamos con un modo cooperativo que nos permite machacar cráneos zombies con un amigo, y con un modo pesadilla que nos ciñe a las reglas de los anteriores Dead Rising: menor límite de tiempo para las misiones, mayor dificultad y puntos de guardado escasos localizados en retretes. Bastante contenido para tenernos una temporada entretenidos. Y si queremos sacar el 100% de logros, nos espera mucho trabajo.
Como puntos negativos, decir que el apartado gráfico no es especialmente espectacular dentro de lo que uno esperaría (aunque la cantidad de elementos en pantalla lo comnpensa), la música queda en un discretísimo segundo plano (apenas nos daremos cuenta de que está durante todo el juego), que a veces se hace pesado el cambio entre las cuatro partes de la ciudad, ya que sólo hay un par de caminos para ello, y que la dificultad se desajusta cuando nuestro personaje está a un nivel alto, convirtiéndose en un paseo (estando a nivel 50, pude cargarme al jefe final, literalmente, de un disparo). Pero, salvo esos fallos menores, nos encontramos ante el que, a mi modo de ver, es el mejor juego de lanzamiento de Xbox One. Divertidísimo, gamberro, adictivo, sorprendente y con ese avance técnico de miles de zombies en pantalla que es digno de verse, Dead Rising 3 es la mejor entrega de la saga. Si los primeros os gustaron, amaréis este.
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