Ahora que este juego vuelve de la mano de Microsoft, ¿Quien puede no acordarse de su versión original?
Killer Instinct fue creado por Rare en 1994, hace casi 20 años… se dice pronto, el juego fue uno de los grandes exclusivos de la Super Nintendo (SNES). Al igual que hoy en día la moda son los shooters podemos decir que en aquella época eran los juegos de lucha, una época marcada por dos grandes títulos: Street Fighter II y Mortal Kombat.
Recuerdo esas tardes de invierno que en el norte de España suelen empezar en otoño y terminar por primavera en las que no sabías que hacer y quedabas con los amigos para echar unas partidas, creo que mis padres y vecinos también las recuerdan pero de otra forma distinta. No tardábamos mas de 30 segundos en empezar a gritarnos unos a los otros ya que el juego te provocaba un estado de tensión continua, era dar un pestañeo y te veías en una esquina de la pantalla apaleado por un esqueleto, hombre lobo o un punky que seguramente se hizo un maestro en la lucha defendiéndose de la policía en manifestaciones antisistema.
Killer Instinct supo combinar varias cualidades de otros títulos del género pero una de las grandes cosas por las que se le recuerda son por sus interminables combos, podías dar tal paliza a tu rival que empezamos en una esquina de la pantalla y terminabas en la otra pero no contentos con ello añadieron los ULTRA combos que debían realizarse cuando tu rival estaba a punto de morir y añadían una serie de golpes para terminar el combate de una forma más espectacular.
Como he dicho anteriormente Mortal Kombat fue uno de los que marcaron esta generación y Killer Instinct tomó una de sus características más importantes, los Fatalities, aquí llamados No Mercy, que consistían en hacer una combinación de movimientos durante unos segundos trás acabar con la vida de tu rival. Estos “Fatality” también se podían realizar en mitad de un combo que se denominó Ultimate Combo pero Killer Instinct también tuvo cabida para el humor y tenías la posibilidad de terminar el combate de otra modo, haciendo danzar a tu enemigo con sus escasas fuerzas al final del combate, o lo que es lo mismo, realizar una Humilliation. Ya os podéis imaginar que con todos estos elementos el pique con tus amigos estaba asegurado, ya no sólo consistía en ganar el combate sino que además debías humillar lo máximo posible a tu rival que se lo ibas a recordar durante toda la semana.
Gráficamente lo recuerdo como uno de los juegos que exprimía el potencial de la consola, es más, cuando ví el nuevo Killer Instinct pensé que en los juegos de lucha tampoco se había evolucionado tantísimo… Ay! Que bonitos son los recuerdos!