En este mundillo de los videojuegos, muchas veces tenemos que decir adiós a compañías y desarrolladoras que nos han marcado con sus productos. Revisando mis juegos de Nintendo 64 para echar una partidilla, siempre miro con orgullo los cartuchos de Acclaim, compañía que tristemente echó el cierre en 2004. Su último gran legado fue la saga Burnout, pero quizá la época más importante de la compañía fue la de la 64 bits de Nintendo, a la cual apoyaron con juegazos como los Extreme-G, Forsaken, Armorines, los tres primeros Turok, y el que hoy nos ocupa, Shadowman (que también llegó a PC y Dreamcast).
Basado en la serie de cómics del mismo nombre, pero adaptado y reimaginado para el mundo de los videojuegos, Shadowman es el alter ego de Mike LeRoi, un estudiante de literatura que pierde a su familia debido a sus deudas de juego, y que, al borde de la muerte, es salvado por una sacerdotisa vudú, quien le implanta un poderoso artefacto llamado «máscara de las sombras», permitiendo al hombre viajar entre dos mundos llamados «Zona viva» y «Zona muerta». Y con esta terrible salvación, viene una misión. Ahora, Mike es el único que puede detener a Legion, un demonio que, con la ayuda de cinco asesinos en serie pretende desatar el apocalipsis.
La oscuridad y complejidad de la historia era poco común en aquella época, tomando elementos bíblicos, de la religión vudú y de personajes históricos como Jack el destripador. La historia se ve complementada de modo magistral por grandes diálogos y pequeños indicios repartidos a lo largo del juego, que La ambientación es fantástica y aterradora, con lugares tétricos como los pantanos de Louisiana, una prisión tejana en medio de un motín, un edificio abandonado de apartamentos en New York, o las cloacas y el metro de Londres. Y esa es la «zona viva». La zona muerta, con nombres como «Catedral del dolor», «Sendero de jaulas» o «Puertas óseas», es un aterrador inframundo que parece fruto de la locura y de los peores miedos imaginables. Los desarrolladores comentaban que algunas texturas de los escenarios están sacadas de heridas o enfermedades, y eso hace que los grotescos y diabólicos lugares sean aún más impactantes.
¿Qué tipo de juego es Shadowman? Podríamos llamarlo aventura de acción, aunque tiene pequeños toques de diferentes géneros en su impresionante conjunto. Deberemos explorar a fondo los escenarios e incluso resolver unos cuantos puzzles para conseguir 120 «Almas Oscuras», las cuales nos permitirán mejorar las habilidades y poderes de Mike. El juego tiene un pequeño toque metroidvania, con partes del escenario y secretos que no están disponibles hasta que tenemos el artefacto o poder correcto. Durante la exploración nos enfrentaremos a enemigos sacados de nuestras peores pesadillas, disparando con armas de fuego o con artefactos mágicos. No faltarán algunas complejas secciones de plataformas, y la dificultad general nos hará pasarlo tan mal como en un buen survival horror.
Shadowman es, sin duda, uno de esos juegos que dejan huella. Una gran creación, innovadora en muchos aspectos, y con una impresionante profundidad. Mike es un gran protagonista, profundamente atormentado por su pasado y por lo que vive durante el juego. Los cinco asesinos, los aterradores páramos de la zona muerta, el siniestro Asilo… el valor de impacto de todo ello es enorme, y es algo que debemos experimentar. Si habéis jugado a este juego, seguro que no tenéis problema en recordar las sensaciones que os provocó. Y si no lo habéis jugado… hacedlo sin falta. Es un clásico que no puede faltar en vuestra memoria gamer.