Tras la épica conclusión que supuso para muchos el último capítulo de Lords of Shadow y el anuncio de que Mercury Steam pasarán a ocuparse de otros proyectos fuera de la saga Castlevania, tenemos como postre una breve campaña que relata los estragos por los que pasa Alucard (hijo de Gabriel Belmont y de Drácula a partes iguales) justo antes de que comience la aventura de Drácula en Lords of Shadow 2. Más de uno habrá dudado si merecerá la pena gastarse 6€ en contenido descargable debido a la mala fama que se están ganando todas las expansiones de pago en videojuegos. ¿Qué cabe esperarse de Revelations? La respuesta es bien simple.
ALUCARD; NI MÁS NI MENOS
Lo prometido es deuda, y todo lo que se dijo que sería Revelations es lo que cualquiera que lo juegue llegará a experimentar.
Por un lado, tenemos unos cuantos nuevos escenarios para esta nueva aventura. Pasaremos en alguna ocasión por escenarios de LOS2 cruzando por diferentes caminos, y en otras también por escenarios mostrados únicamente en vídeos y trailers.
Poco se puede decir acerca de ellos que no se haya dicho ya. Son impresionantes, aunque en el caso del DLC suelen ser más reducidos y no cuentan con tantas opciones de exploración como en la campaña principal del juego.
Por otra parte, manejar a Alucard es una maravilla. Sus habilidades de combate se centran en su espada Crissaegrim, que siendo la fusión de la Matavampiros junto a otras dos espadas legendarias elementales (cuya obtención ojalá hubiera aparecido en la historia en lugar de estar escrita en el menú de objetos) supone un uso de la esgrima junto con poderes curativos, helados, abrasadores y caóticos. También cuenta con todas las reliquias de la campaña original, puede transformarse en una nube de murciélagos para desplazarse rápidamente de un punto a otro, recurrir a sus recuerdos del castillo de Drácula para devolver objetos al estado que tuvieron siglos atrás, y transformarse en un lobo etéreo capaz de pasar a través de ciertos objetos y transportar a Alucard de un lugar a otro de una forma muy similar al Lord Mariscal de Las Crónicas de Riddick. Aparte de todo ello, Alucard es sin duda el personaje más estilizado de todo Lords of Shadow, y no será de extrañar que despierte pasiones entre las jugadoras más adolescentes. A mi modo de ver, se podría decir que es el Dante de Castlevania.
En el caso del argumento y el avance a lo largo de este DLC, es simple y suficiente. A nivel de historia aporta lo mismo que quitarse un guante y desvelar una mano, y, aunque elegante y con un final más que satisfactorio para un DLC tan corto, se echa mucho en falta que hubiese comenzado de una forma más trepidante. Yo mismamente habría deseado que comenzase con una épica batalla entre Alucard y Drácula, en el momento previo a su conversación en el campo de batalla del comienzo de Lords of Shadow 2, y pienso que habría sido lo justo teniendo en cuenta las expectativas que me crearon ciertos trailers del juego en su día. Puede que pensaran que enfrentarles de nuevo aunque fuese manejando al contrincante sería repetitivo, pero eso mismo ocurre en Dishonored – El Puñal de Dunwall y es más que genial. Si hablamos de objetos coleccionables, podremos encontrar ampliaciones de vitalidad y magia, de luz y caos además de mejorar las habilidades y aprender otras nuevas de la misma forma que en la historia principal de Drácula. De igual forma, la batalla final es pura diversión, y más aun cuanto mayor sea el nivel de dificultad al que juegues.
Por tanto, ¿es Revelations todo lo que podríamos desear de el último contenido descargable para Castlevania – Lords of Shadow 2? Eso dependerá mucho de lo caprichoso que sea cada uno, ¿pero merece la pena tenerlo? Sencillamente, Alucard no debe faltar en este juego.
Algunos se pasarán este DLC en 5 horas y la mayoría en menos de la mitad, pero Revelations, en su simpleza y brevedad, completa la entrega final de la trilogía de forma que no podría imaginarme el juego sin ello.
De todas formas, dado que más vale verlo en movimiento que en imágenes y palabras, concluyo compartiendo un vídeo que muestra la elegancia de la esgrima de Alucard manejado con mis torpes manos.
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