Polémico juego el que tenemos entre manos, este prólogo del deseado Metal Gear Solid V: Phantom Pain, que ha sido duramente criticado por su duración. Abordaremos ese tema, pero… antes toca ver qué nos ofrece como juego.
Ground Zeroes es puro Metal Gear, pese a todos los cambios introducidos. La esencia de la serie está ahí, impregnándolo todo, pero hay suficientes novedades para justificar este «lanzamiento menor» qué básicamente es el modo de Kojima Productions de decirnos «mirad lo que estamos preparando».
El principal cambio es el «mundo abierto». Los Metal Gear siempre han sido esencialmente lineales, pero en este nos enfrentaremos a grandes espacios abiertos en el que decidiremos el orden y el modo de afrontar las misiones. Ground Zeroes nos proporciona una base militar de dimensiones considerables, y nos da dos misiones: encontrar a dos personajes. A partir de ahí, todo depende de nosotros.
Podemos recurrir, cómo no, al sigilo: tendremos todas las herramientas que Snake siempre ha tenido a su disposición, así como algunas nuevas. Pero, también tendremos enemigos más inteligentes, más despiertos. Se acabó el limitado «cono de visión» de otras entregas. Ahora nos costará más esquivarlos.
Pero, al mismo tiempo, Snake contará con una mayor cantidad de movimientos y capacidades ofensivas, así que, cuando nos detecten, podremos defendernos con movimientos rápidos y fluidos. Incluso, cuando aparezca la ya mítica (!) sobre la cabeza de un soldado enemigo, entraremos brevemente en un modo «tiempo bala» que nos permitirá neutralizar la amenaza si somos precisos.
¿Que no nos gustan los cambios y queremos una «experiencia Metal Gear» más clásica? No problemo. Muchas de esas opciones son configurables y podemos activarlas y desactivarlas. Una gran decisión.
Otro notable cambio es el de la voz de Snake. El mítico doblador David Hayter deja su puesto al actor Kiefer Sutherland, quien hace un muy buen trabajo (aunque no hay demasiado espacio para su lucimiento). Eso sí, si habéis visto la serie «24» en versión original, os va a parecer que en este juego estáis controlando a Jack Bauer.
El tan cacareado FOX Engine de Konami cumple las expectativas a la perfección. La versión de la nueva generación luce a las mil maravillas, especialmente en los rostros y animaciones, pero la de Xbox 360 y PS3 no se queda atrás. Hay fallos menores, pero todo tiene un aspecto sólido y espectacular.
No todo es positivo, ya que hay algunas cosas de la experiencia Metal Gear que están ausentes. Para empezar, la mayoría de edificios no son accesibles, y se echa en falta, ya que poder entrar a ellos daría más posibilidades al sigilo. Apenas hay cinemáticas, ni personajes memorables, y no hay una sola batalla contra un jefe, algo que es una de las señas de identidad de la saga. Es algo que se echa mucho en falta, ya que seguro a muchos nos hubiese gustado probar cómo afrontarán ese aspecto de la saga en Phantom Pain.
Y eso nos lleva directamente a la polémica. Sí, el juego es corto, muy corto. La misión principal se puede hacer rápido… pero también es muy rejugable, especialmente si somos completistas. Podemos afrontar la misión de muchas maneras diferentes, y obtener recompensas que luego podremos usar en el «juego grande». Podremos recorrer la base en busca de secretos. Podremos jugar las «side ops», objetivos con requisitos diferentes en el mismo escenario.
Pero, aún así, esto puede ser poco aliciente para muchos jugadores. La realidad es que el contenido es escaso, así que es un juego que sólo atraerá a dos tipos de jugadores: super fans de la saga o completistas que quieran exprimirlo al máximo. El resto probablemente sienta que el precio es demasiado elevado para lo que ofrece. Por eso, antes de hacernos con él, lo mejor es pararnos a pensar lo que esperamos obtener del mismo.
Versión analizada: Xbox One.
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