Resulta extraño para un viejo otaku como yo, de repente, apuntarte a vivir una experiencia diferente, aunque creía que ya conocida, por otras ferias a las que hemos acudido. Con mi compañera Susana Gutiérrez, cámara en mano, nos encaminábamos con dos jovencitas amantes del anime, a vivir algo completamente salido de madre… en el mejor de los sentidos.
Fotos de: Susana Gutiérrez La expectativa de pasarlo bien, solo viene determinada por las ganas que tengas de hacerlo realidad; Expomanga, es el lugar adecuado, donde los raros, son los otros, y puedes disfrutar sin límites (salvo los obvios), del anime, el manga, el cosplay, la gastronomía y la cultura japonesa en general. Tras una cola que daba miedo, en el acceso al pabellón 12 de IFEMA, todo cambiaba de color; Del gris de las nubes que acompañaron el día, te sumergías en color, abrazos, reencuentros sonrisas, nervios, compras inevitables y puro disfrute. Y es lo que más puede chocar al espectador pasivo; el que no conoce el lugar donde se mete, tal vez acompañando a un familiar que quiere vivir la experiencia de este evento. Acaba rindiéndose a lo que se encuentra… porque hemos tenido de todo: Talleres, maquillaje, juegos de mesa, concursos de cosplayer, conferencias, conciertos, firmas, espacios donde simplemente relajarte y degustar algún producto típico, proyecciones, dibujar, leer (Hay quien no considera los manga/comics como lectura; yo no lo veo así…en fin)… ni un solo altercado… el espectador pasivo, acaba aceptando y siendo aceptado por la masa de juventud e ilusión. Porque Expomanga derrocha juventud, una juventud contagiosa y pura. Por mi parte, pasé a conocer el pequeño rinconcito de “Little Japan”, donde podías disfrutar de un masaje de Shiatsu, un té japonés; todo ello en un sentido mucho más cultural y relajado. Mientras, hacía tiempo para encontrarme con el maestro Masasumi Kakizami firmando sus mangas (¡¡¡”Green Blood” es bestial!!!)… no podía dejarlo pasar. He ahí, después de unas cuantas vueltas y de disfrutar del concierto de Ruki Chan, que descubrí algo que me maravilló. El “Artist Alley”, donde dibujantes noveles haciéndose su sitio en este y otros campos del dibujo y el diseño, nos mostraban sus trabajos con una gran sonrisa e ilusión. El placer de descubrir el arte, algún@s de ell@s, francamente, me pusieron la carne de gallina, haciendo preguntarme cómo puede haber tal cantidad de grandísim@s dibujantes, pintores/as e ilustradores/as desaprovechad@s. Son tant@s que, por miedo a olvidarme de algún@ de ell@s, os remito a su dirección de Facebook, cual grupo de superhéroes unid@s: Artist Alley La Isla
Mi completa admiración y deseando a cada un@ la mayor de las suertes. ¡Sois muy grandes! Si tengo que poner algún “pero”, es el no pensar que algo te debes comprar allí, es inevitable. Y el gran surtido de tiendas era apabullante hasta el punto de no reconocer si habíamos pasado aún por alguna de ellas o no. Y andando, andando, andando, los pies merecían un descanso y nada mejor que disfrutar del concurso de Karaoke, en Japonés, como está mandado, y una exhibición de Aikido.
Y el tiempo se pliega rápidamente ante la diversión. Unos últimos vistazos a los trabajos que la gente había realizado en el stand de “Faber-Castell”. Disfrutando de algunos tortazos en el castillo hinchable de “Humor amarillo”. Un rápido vistazo, por encima, a las consolas de Xbox One que estaban allí disponibles (aunque no era lo que tocaba)…O descubriendo el Surface Pro 4 de Microsoft y su capacidad para crear.
Hasta que cae la hora y debes marchar, pero sabes que ha sido un gran día y que has disfrutado. Y si eres de esos que se contagian de la felicidad de los demás, sales con una dosis que dura días y permanece como un buen recuerdo.
“Se Regalan Abrazos”
Os añado un vídeo con un pequeño paseo por la feria ¡que lo disfrutéis!
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