«Levántate, hijo de Roma, tu imperio te necesita», nos dicen en un momento del juego, en el que Marius Titus, el protagonista, golpeado y vapuleado, lucha por regresar a la batalla. Podemos encontrar cierta similitud con esto en el machaque que el juego está recibiendo de la crítica especializada, mientras que la impresión general entre los jugadores, que al fin y al cabo son quienes invertirán su dinero en el juego para disfrutarlo, es bastante más positiva.
La mía también lo es.
Lo primero que necesitamos tener en cuenta es que Ryse es uno de los primeros juegos de la consola. No la exprimirá al máximo en ninguno de sus apartados. Ryse no es un GTA V, no es un Skyrim, no es un Bioshock Infinite. Ryse es un Condemned, un Call Of Duty 2. Pero eso tampoco significa que debamos conformarnos con un producto mediocre.
El tema es que Ryse tampoco es mediocre. Su valor de producción es impresionante. La ambientación, la presentación, el doblaje, las secuencias cinemáticas… pocas veces habremos visto unas tan cuidadas. La historia, que gira en torno a la venganza, no es la más original, pero es muy solvente. En ese aspecto, no hay ningún reproche.
Técnicamente, sólo es el principio. Nos esperan cosas mucho mejores, mucho más impresionantes. Pero, aún así, hay momentos que nos dejarán mirando la pantalla durante unos instantes, impresionados. Algunas vistas de Roma. Efectos de luz, amaneceres, atardeceres. Un imponente acueducto. Los sonidos y gritos de nuestros soldados y enemigos en el fragor de la lucha. Una dura batalla bajo una enorme estructura en llamas. Ninguna queja en este apartado tampoco.
¿Qué hay de la jugabilidad? Sí, es bastante lineal. Pero es un hack and slash, el propio género es lineal por definición, salvo excepciones que lo mezclan con otros géneros como plataformas o RPG. Ryse es un hack and slash puro, con un sistema de combate básico, pero fluido y satisfactorio. Atacar, embestir, esquivar o detener son las 4 acciones que tenemos, y que deberemos combinar sabiamente para sobrevivir a los combates contra grandes números de enemigos. Un intuitivo código de colores nos ayudará a lograrlo, y a realizar una serie de brutales ejecuciones. Se nos premiará en base a la precisión de los golpes, a los combos y las ejecuciones. Por eso, aunque en principio el combate parece sencillo, ofrece bastante si queremos dominarlo a la perfección y obtener las mayores recompensas, algo que resultará fundamental en las dificultades más altas. Nada que objetar.
¿Es corto? Su campaña se completa en unas 8-10 horas, pero, al menos en mi caso, al terminar uno se queda con ganas de más, y eso no es malo. Siempre podemos intentar superarlo en una mayor dificultad que nos requerirá un gran dominio del sistema de combate. Además, tenemos el modo Gladiador, un cooperativo para dos jugadores que nos permitirá enfrentarnos a enormes oleadas de enemigos luchando mano a mano. Un modo bastante entretenido que nos dará unas cuantas horas más de juego. Cierto es que la duración es el punto más flojo del juego, pero ofrece suficiente, siempre que nos gusten los retos.
Por cierto, hace algunos días saltó la noticia en los medios de que el modo Gladiador no vendría incluido de salida. Falso. Ahí lo tenemos para poder disfrutarlo. Lo que no vendrá de salida, pero sí tendremos más adelante, es un editor que nos permitirá definir nuestras propias partidas para dicho modo, que seguro aumentará algo las horas que estaremos dando espadazos.
En definitiva, Ryse me parece un juego de primera hornada bastante bueno, perfecto para hacernos una idea de lo que Xbox One nos ofrecerá con los años. Es divertido, es adictivo, es épico, y su historia de honor y algunos pasajes pueden recordarnos en cierto momento a la saga Gears Of War, salvando las distancias. Si tenéis la oportunidad, probad el juego y decidid por vosotros mismos. Seguro que os sorprenderá.
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