Con los Deberes Bien Hechos
Han pasado años desde la última vez que una compañía se ha lanzado a poner en marcha un MMORPG digno de convertirse en el hogar virtual de la gran mayoría de los jugones de PC. La primera y última vez que realmente funcionó, por mucho que posteriormente se estrenasen títulos de mejores características y gratuítos, fue con World of Warcraft de manos de Blizzard Entertainment. Tras WoW han existido auténticos juegazos online aspirando a robar el trono, pero más que casas en el mundo virtual han resultado ser hoteles de paso y, con el tiempo, incluso este rey de los juegos de rol en línea ha ido envejeciendo y perdiendo audiencia. Con los diferentes modelos de pago posteriores la competencia en este mercado ha sido feroz, inclinándose la balanza tanto por el modelo Free to Play que muchas grandes ideas que entraron en el mercado bajo sus reglas han acabado en la ruina por no lograr comercializarse equilibradamente.
Wildstar de Carbine Studios y publicado por NCsoft, sin embargo, adoptando y mejorando las propuestas más sobresalientes que hemos visto estos últimos años en el sector, viene pistando fuerte con la intención de llegar y quedarse con la cabeza bien alta como el auténtico sucesor de WoW. He tenido el lujo de probarlo y me da miedo pensar en la cantidad de tiempo que podría chuparme este inmenso juego.
LOS OJOS BIEN GRANDES, PARA VERTE MEJOR
En Wildstar todo sigue una estética accesible para cualquier edad desde que comienzas, partiendo de una cabra lanuda muy simpática que ocupará el menú de inicio antes de que crees tu primer personaje.
Tras elegir ser uno de los Exiliados amantes de la naturaleza o imperialistas del Dominio, cada facción ofrece cuatro clases ligeramente similares entre sí, en cuanto a corpulencia, que serán: humanos, granok (gigantes de piedra), aurin (encantadores bípedos con cola y orejas) y mordesh (alquimistas ciborg con lepra), o casianos (humanos pálidos), mechari (robots avanzados), draken (la versión draconiana de los aurin) y chua (ingenieros roedores pequeños y sociópatas). También hay seis clases a elegir que varían en diferentes combinaciones de daño cuerpo a cuerpo, daño a distancia, curación y tanque, a su vez que diferentes trayectorias a elegir que determinan la especialización del personaje y ofrecerán diferentes misiones opcionales a cada uno.
Una vez elegida raza, sexo, clase y trayectoria, se permite personalizar el aspecto del personaje alterando el cuerpo en texturas y color, eligiendo una cara base y moldeándola parte por parte hasta que quede a nuestro gusto. Me habría gustado tener también la opción de cambiar la estatura o la complexión, pero poder cambiarle la cara de mi aurin hasta el punto de seducir a cualquier otro jugador me pareció ya desmedidamente bueno.
DE CAMINO AL PLANETA NEXUS, PERO ANTES…
Primero toca aprender a jugar a Wildstar en un capítulo de introducción que te pondrá al día de los puntos básicos de la historia de este juego y de las acciones más comunes, como pueden ser el combate, la interacción con objetos y personajes, el uso de los menús y el provecho de tu clase y trayectoria.
Este «capítulo» viene seccionado en dos partes, una primera sin mucho uso del multijugador dentro de una estación espacial, y otro que te inicia a más mecánicas a partir del nivel 3, dentro de una zona para principiantes a elegir en el planeta Nexus. Tiene un avance muy equilibrado y simple, y aunque a quien haya jugado más o menos regularmente a MMORPGs quizás le resulte demasiado extenso, más tarde se dará cuenta de que un juego de este tamaño necesita una introducción hecha a medida para que no se despiste nadie. A pesar de esto, según avancé y aprendí cómo funcionaba todo, se abrían más posibilidades, el argumento cobraba mucho más sentido e incluso el terreno del mapa pasaba a ser más interesante, atribuyendo diferentes niveles de complejidad a cada kilómetro cuadrado según avanzaba de suroeste a noreste.
Más allá de esto, una de las cosas que no faltan en Wildstar son curvas; casi todo el terreno es irregular. Además, está todo lleno de movimiento, con manadas de animales galopando de un lugar a otro, luchando entre sí e interactuando con el entorno. A decir verdad, no veía escenarios tan visualmente atractivos desde el título ruso Allods Online.
Las misiones en general no resultaban repetitivas y encomiaban bastante bien llegar a completarlas con un esfuerzo directamente proporcional a las recompensas al finalizarlas. Fue un alivio también que, a lo largo de las horas de juego, no encontré misiones en las que me sintiese ejercer de recadero, seguramente porque cuando terminaba una misión el personaje que me daría las recompensas era recolocado más cerca de las nuevas misiones o se ponía en contacto conmigo a través de un comunicador móvil. Destaco y alabo que ninguna me pedía que matase cincuenta jabalíes durante un cuarto de hora para avanzar en la historia. Las misiones de caza suelen estar relacionadas con otras misiones de conquista o exploración, por lo que no quedan misiones aburridas que hacer a primera ni última hora.
Añadido a esto, las habilidades y el desarrollo de personaje se llevan de una forma muy simple, los diferentes menús de la interfaz hacen muchísimo hincapié en la interacción social, y aunque seguramente haya que acomodar los controles al gusto de cada uno, no se hacen para nada incómodos.
Todo esto es lo que se puede observar como primera impresión a lo largo de lo que yo llamo introducción. Al pasar a zonas más amplias se ofrecen más tipos de misiones, modos de conquista, multijugador competitivo con mecánicas de combate muy parecidas a los MOBA, hogares, fortalezas, y un larguísimo y mayúsculo ETCÉTERA.
Wildstar es, hasta donde he podido ver, un juego redondo para los amantes del género.
¿GRATIS? NO. ¿DE PAGO? TAMPOCO
Carbine en esta ocasión toma como modelo económico una versión similar al utilizado en EVE Online, que garantiza un flujo continuo de ingresos y de actividad de los usuarios, y su moneda característica es el C.R.E.D.D. La idea se sostiene en que los jugadores, dado que no todos son iguales, comercien entre sí incluso las suscripciones mensuales. Se da el ejemplo del jugador que no tiene inconveniente en pagar una suscripción pero no tiene tiempo suficiente como para ganar oro a raudales y tunear su personaje, y por otro lado está el jugador que no puede o no quiere pagar una suscripción pero tiene tiempo de sobra como para ganar considerables sumas de oro. La solución para ambos será que quien tiene el dinero compre C.R.E.D.D. como créditos de suscripción y los ponga a la venta a cambio de oro dentro del juego. De esta forma un jugador podrá costearse lo que desea a pesar de no poder jugar muy a menudo y el otro podrá seguir jugando otro mes más a cambio de su oro.
Con este modelo no sólo tendrán a los jugadores contentos, sino que la comunidad será extremadamente activa y todos, paguen o no, valorarán mucho más cada hora que puedan jugar a Wildstar.
Sus notables facetas y su método de suscripción parecen garantizar un funcionamiento más que sobresaliente, pero nada será seguro hasta que se estrene comercialmente el día 3 de junio. Hasta entonces, lo menos que puedo hacer es dejaros con una pequeña muestra de mi personaje correteando por las tierras de Nexus.
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