Turn 10 partían en primera posición en la parrilla de salida de Xbox One con la quinta entrega de su excelente simulador de conducción, el cual, juego tras juego, ha ido mejorando y perfeccionando cada apartado. Ahora, con el salto generacional, tienen las herramientas para crear el simulador de coches definitivo. ¿Lo habrán conseguido?
Lo primero… Forza Motorsport 5 entra por los ojos. Su apartado gráfico es bestial. La recreación de los coches es impresionante, reproduciéndolos a la perfección. Efectos de luz, brillos, texturas… sólo hay que entrar al modo Forza Vista para darse cuenta de que la atención al detalle es bestial. La iluminación de los escenarios es también increíble, y en algunos momentos parecerá como si de verdad estuviésemos viendo el sol a través de la luna delantera de nuestro coche. Los golpes serán increíblemente realistas, con efectos de partículas, deformaciones y raspones que casi nos dolerá ver. Es una gozada, y para los aficionados al motor, es puro «car porn». Forza 5 es, sin duda, el juego que ahora mismo mejor representa a la next-gen.
Forza Motorsport 5 también entra por los oídos. La atención al detalle se extiende a este apartado, y cada coche recrea el sonido del motor de su homónimo real, cada golpe nos dolerá en los oídos, cada derrape nos sobresaltará con su chillido. Impresionante.
Y todo eso quedaría en nada si el comportamiento de los coches no fuese el adecuado, pero por suerte, todo va como la seda. Cada vehículo, en función de su categoría y potencia, responde de modo diferente y esperado. Cada uno es un mundo, y deberemos hacer sutiles ajustes para sacar lo mejor de ellos en cada recta, cada curva, cada circuito. Turn 10, tras años de experiencia, son expertos, maestros en esto, y conducir es una delicia. Más ahora, con los gatillos vibratorios de One, la experiencia es incluso mejor.
Una adición muy novedosa es la de los Drivatares, contrincantes de IA que toman rasgos de la conducción de nuestros amigos y otros jugadores para crear una experiencia más realista mediante el uso de la nube. Durante nuestra carrera en solitario veremos los nombres de nuestros amigos entre nuestros rivales, y en ocasiones reconoceremos su modo de conducir. Nuestros rivales no tomarán curvas perfectas, se saldrán de la carretera, tendrán accidentes, tratarán de desequilibrarnos o intentarán arañar centésimas pisando fuera de la pista. El resultado, unos contrincantes más realistas que nunca. Un gran añadido.
En resumen, recreación perfecta, escenarios brutales, simulación maravillosa… una golosina para la vista y para los dedos.
Viendo todo esto, uno se pregunta: ¿cómo han sido capaces de tener listo un juego con un valor de producción tan impresionante para el lanzamiento de la consola? Bien… ahí es donde está el problema.
Y es que Forza Motorsport 5 está bastante vacío de contenido. Si bien sus mecánicas de simulación y sus gráficos son los mejores hasta la fecha, no podemos decir lo mismo de lo que ofrece en cuanto a coches y circuitos. Si su antecesor, Forza 4, contaba con más de 500 modelos de automóviles, esta quinta entrega no llega a 200, y en los circuitos, de casi 30 pasamos a 14. Los circuitos son más realistas que nunca, pero… hay menos que nunca. Además, algunos modos multijugador presentes en otras entregas han desaparecido. Acostumbrados a la tendencia creciente en la saga, estas cifras saben a poco.
Otro problema es la cabezonería de Turn 10, que, tras 5 juegos, siguen negándose a incluir circuitos nocturnos, ciclos de luz o efectos climáticos. Simplemente, esos añadidos supondrían suficientes variables en los circuitos para crear la ilusión de que la cantidad es mayor, pero, por desgracia, una vez más, brillan por su ausencia.
Esto es un problema, ya que, cuando llevemos 3 o 4 horas de carreras, comenzaremos a notar que los circuitos se repiten mucho. Y eso, en ciertos momentos, nos quitará las ganas de seguir jugando. Correr en la misma pista por tercera o cuarta vez en poco tiempo acaba cansando. ¿Y cuál es el modo en el que han intentado contrarrestar esto? Haciendo que, si queremos conseguir los mejores coches, nos cueste, en horas y carreras, sangre, sudor y lágrimas.
O pasta. Porque el juego está plagado de micropagos, y los enormes requisitos de algunos coches harán que muchos jugadores se planteen tirar por ese «camino fácil». Es una mala maniobra, por desgracia, que no ha tenido muy buena acogida entre los jugadores. Por suerte, Turn 10 están tratando de remediar este fallo, y pronto llegará un parche que reducirá el coste de los vehículos en el juego.
En definitiva, nos encontramos ante la que probablemente sea la mejor experiencia de simulación que podemos encontrar en una consola, pero que, por desgracia, se ve lastrada por las poco sutiles sugerencias de utilizar micropagos, y por el poco contenido incluido. Uno siente que las prisas por tener un juego técnicamente impresionante a la salida de la consola le han pasado factura. Por tanto, habrá que esperar al seguro Forza Motorsport 6 para estar más cerca del simulador definitivo.
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